El término “ globalización” ocupa un lugar central en las ciencias sociales contemporáneas, constituyéndose en la actualidad en uno de los temas más controvertidos. Aparece en todos los debates públicos, sean breves comentarios en la televisión, carteles, sitios en la red, periódicos, debates parlamentarios, etc.
Curiosamente, siendo un término de uso tan extendido, no existe, al parecer, una definición precisa y ampliamente aceptada.
En Francia este concepto es conocido como “ mondialisation”, los alemanes lo denominan “globalisierung”, en España y América Latina utilizan la palabra “globalización”.
Lo que sí es una realidad es que está reestructurando nuestra forma de vida; dirigida por Occidente lleva el sello del poder político y económico de los Estados Unidos. La globalización tiene que ver con la idea de que todos vivimos ahora en un mismo mundo, fenómeno complejo de carácter internacional. Su acción consiste principalmente en lograr una penetración mundial de capital (financiero, comercial e industrial), nuevas relaciones políticas internacionales y el surgimiento de la empresa transnacional.
El término fue propuesto por Theodore Levitt en 1983 para designar una convergencia de los mercados del mundo.” En todas partes de vende la misma cosa y de la misma manera”.
En 1990, Kenichi Ohmae amplió sustancialmente el contenido del término. Ohmae pensaba que estábamos frente a un proceso que desembocaría en una forma de gestión integrada a escala mundial de la gran empresa multinacional. Es en realidad a partir de estas tesis cuando comienza a generalizarse el uso del término globalización.
Ante ella se han adoptado posturas completamente opuestas, desde aquellos que se resisten a ella en bloque, A. Giddens, les llama “escépticos”, dicen que la mayoría de los países ganan sólo una pequeña parte de su renta con el comercio exterior, además afirman que el intercambio económico se da entre regiones, en lugar de ser verdaderamente mundial. Según ellos la idea de globalización es una ideología propagada por los neoliberales que quieren desmantelar el “Estado del Bienestar “.
Frente a la postura anterior, existiría otra a la que Giddens denomina “radical” que mantendría tesis totalmente opuestas a la anterior, para ellos, el mercado global está incluso más desarrollado que en los años sesenta, los estados han perdido soberanía, los políticos ya no tienen tanto poder como antes, esto explicaría, según algunos, el alto grado de abstención que se está produciendo en las elecciones de los distintos países. Afirman que la era del Estado-nación ha terminado.
A. Giddens piensa, que ambos grupos consideran el fenómeno de la globalización en términos puramente económicos, para él, esto es un error, ya que la globalización es política, tecnológica y cultural además de económica, afirma que es una suma compleja de procesos y no uno sólo.
La globalización supone también la desaparición de las fronteras geográficas, materiales y espaciales. Las redes de comunicación, desde Internet a los teléfonos móviles, ponen en relación e interdependencia a todos los países y todas las economías del mundo , haciendo realidad la llamada “ALDEA GLOBAL “.
Gracias al avance de las telecomunicaciones, en la nueva economía electrónica global, gestores de fondos, bancos y empresas, al igual que millones de inversores individuales pueden transferir cantidades enormes de capital de una parte del mundo a otra con solo apretar un botón del ratón. El valor del dinero que podemos tener en nuestros bolsillos o en nuestros bancos cambia por momentos según las fluctuaciones de los mercados.
Es un hecho también que la globalización no está evolucionando equitativamente y no están siendo buenas todas sus consecuencias. Para muchos, está ampliando las desigualdades mundiales y empeorando la suerte de los marginados, cada vez los pobres son más pobres y los ricos son más ricos.
Los beneficios del crecimiento económico no han sido distribuidos equitativamente; las rentas de las clases medias y obreras se han estancado e incluso caído, mientras que los ingresos de los empresarios, directivos, inversores .............,se han disparado gracias a las retribuciones salariales, bonos, opciones sobre acciones y ganancias en bolsa .
La globalización aumenta la riqueza, pero ésta acaba en manos de dos tipos de personas, aquellos que se benefician del amplio acceso a las tecnologías y al capital (trabajadores de los países emergentes) y los sectores de los países avanzados que directa o indirectamente venden tecnología y capital, es decir, los ricos y aquellos que poseen cultura.
En resumen, la globalización supone indudables ventajas, pero también grandes desventajas.
El 20% más rico de la población mundial ganaba 30 veces más que el 20% más pobre en 1960. En 1990 la proporción era de 60 a 1, y en 1997 la diferencia era de 74 a 1. El siglo XX ha acentuado la desigualdad en vez de reducirla. También hoy, más de 80 países (el África subsahariana y los países del antiguo bloque soviético) tienen una renta per cápita inferior a la de hace una década, y curiosamente muchos de estos países son los más integrados en el comercio global en términos de PIB.
La globalización no contempla ningún mecanismo de redistribución de la renta. Para paliar el desastre de la globalización para algunos países, se han propuesto algunas medidas, como la condonación de la deuda externa de los países más pobres y el aumento de la Ayuda Oficial al Desarrollo ( AOD), hasta alcanzar el 0,7 % del PIB de los países ricos .
Como resumen de este apartado podríamos decir que A partir de los años sesenta se produce un cambio estructural en el sistema económico mundial que podríamos resumir en varias etapas:
· Se inicia la desindustrialización de las regiones industriales tradicionalmente líderes.
· Se inicia la industrialización de nuevas zonas (sudeste asiático).
· Comienza la integración de los diferentes mercados financieros a escala mundial.
· Se inicia la dispersión mundial del sector industrial.
· Comienza un espectacular avance en el desarrollo de la informática y las telecomunicaciones que permite el desarrollo de los puntos anteriores.
Es decir, la globalización es el macroproceso social que domina los fenómenos de cambio social iniciados a partir de la década de los sesenta en los países avanzados pero que estalla en la década de los noventa.
Es considerada como un nuevo modelo de producción y la culminación de un proceso de dominación mundial por parte de los países centrales.
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